En mi casa siempre nos ha gustado preparar nuestras propias pizzas, ya que no te dejan el estómago tan pesado y su sabor es mucho más natural, y con esta receta, la tenemos hecha en un periquete.
Además tiene una gran ventaja y es que con estas cantidades nos da para dos pizzas, por lo que una podemos guardarla en el congelador y así disponer de ella en cualquier momento.
INGREDIENTES:
- 25 grs. de levadura fresca
- 50 ml. de aceite de girasol
- 200 ml. de agua
- 400 grs. de harina de fuerza
- 1 cucharadita de sal
PREPARACIÓN (Th-31):
Ponemos en el vaso, el agua, el aceite y la levadura fresca durante 2 minutos a 37ºC vel. 3.
A continuación se incorpora la harina y la sal durante 1 minuto a vel. espiga.
PREPARACIÓN (Clásica):
Mezclamos la levadura fresca con el agua tibia durante 10 minutos hasta que veamos burbujas en la superficie.
En un cuenco añadimos la harina y la sal, y en el centro, hacemos un hueco donde incorporamos la mezcla de agua y levadura. Removemos bien hasta que se desprenda de los bordes.
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Una vez preparada la masa, le daremos forma de bola y la dejaremos reposar en un cuenco con un paño limpio por encima, hasta que doble su tamaño, aproximadamente durante 1 hora.
Una vez pasado este tiempo yo suelo dividir la masa en dos. Una la guardo en papel transparente en el congelador y con la otra me pongo manos a la masa.
Espolvoreo con harina la mesa de trabajo, y primero con las manos, la amaso para intentar sacar el aire que quede en su interior. Finalmente con un rodillo le doy la forma final.
No me gustan las bases muy finas e incluso me gusta que los bordes queden un poco más gorditos que el centro pero eso va en gustos de cada uno.
Si queréis darle forma redonda, podéis ayudaros de un molde (de los que usáis para hacer bizcochos) para ir estirando la masa dentro de éste, seguro que así os cuesta mucho menos.
Yo suelo hacerla rectangular así aprovecho toda la bandeja del horno porque en temas de pizzas siempre nos sabe a poco.
¿Os animáis a probar?
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